Adicción del Sexo Virtual Principio # 2 El temor a HaShem no puede siempre detenernos, pero puede ser nuestra MOTIVACIÓN.
En el Principio #2 de la Adicción del Sexo Virtual veremos como muchas veces somos conscientes de la gravedad de estos pecados, sin embargo, el “Temor de HaShem” no siempre es suficiente para detenernos cuando nos enfrentamos a un ataque de deseo sexual descontrolado, es decir, la lujuria.
No es que no tenemos temor a HaShem, sino que la voluntad no siempre es suficiente cuando se trata de estas conductas extremadamente adictivas.
No sólo eso, sino que la lujuria es tan poderosa que incluso los grandes tzadikim que temían a HaShem con todo su corazón, muchas veces se sintieron incapaces de ganar la batalla cuando se vieron enfrentados cara a cara con la lujuria. Vean lo que ocurrió con Matyá ben Jarash y Rav Amram el Jasid. En ambos casos, estos dos grandes tzadikim tuvieron que recurrir a medidas extremas para asegurarse de no caer en la tentación.
El Midrash Yalkut Shimoní (Vayejí) cuenta la siguiente historia:
Una vez, el Satán puso su ojo sobre Matyá ben Jarash, quien era un gran tzadik, y se dijo a sí mismo: “¿Es posible que este hombre no peque?” Entonces, el Satán fue y le preguntó a D’s: “¿Cómo consideras a Matyá ben Jarash?” Y D’s le respondió: “Es un verdadero tzadik.” El Satán le dijo a D’s: “Permíteme ponerlo a prueba.” D’s le respondió: “Ve y ponlo a prueba.”
El Satán se apareció frente al tzadik bajo la apariencia de una hermosa mujer, de una belleza sin igual. Cuando el tzadik la vio, enseguida se dio vuelta. La mujer de inmediato se dirigió hacia el lado en que el tzadik había volteado su rostro, y este volvió a darse vuelta. Entonces, el tzadik dijo: “Temo que el Yétzer Hará (la Inclinación del Mal) se apodere de mí y me haga caer en el pecado”. ¿Qué hizo el tzadik? Llamó a un alumno que estaba con él y le ordenó que trajera fuego y clavos. El alumno le trajo los clavos y el tzadik los arrojó al fuego, y luego los incrustó en sus ojos, y se quedó ciego. Cuando el Satán vio esto, tembló y se retiró.
En ese momento, el Santo Bendito sea llamó al ángel Rafael, cuya misión es curar, y le dijo: “Ve y cura a Rabí Matyá ben Jarash”. Entonces, el ángel Rafael se apareció frente a Rabí Matyá ben Jarash, quien le preguntó: “¿Quién eres?”, y el ángel respondió: “Soy el ángel Rafael. Vine porque D’s me mandó para curarte los ojos”. Rabí Matyá ben Jarash le respondió: “Déjame solo. Lo hecho, hecho está”. Rafael se dirigió ante el Santo Bendito sea y le dijo: “Amo del Universo, así habló Matyá”. D’s le dijo a Rafael: “Vuelve a él y dile que Yo personalmente le garantizo que el Yétzer Hará no tendrá poder sobre él”. Entonces, Rafael fue de inmediato y curó a Rabí Matyá ben Jarash. De aquí, nuestros Sabios enseñan: “Todos los hombres que se cuidan de no mirar mujeres, el Yétzer Hará no tiene poder sobre ellos.”
La Guemará en Kidushín 81a cuenta la siguiente historia:
Algunas mujeres que habían sido tomadas prisioneras fueron liberadas y llevadas a Nehardea. Las encerraron en el ático de Rabí Amram el Jasid, y quitaron la escalera. En la noche, un rayo de luz se reflejó en una de las mujeres, dejando entrever su belleza. Rabí Amram cayó prisionero de la lujuria y movió la escalera (que generalmente necesita 10 hombres para ser movida) para subir al ático. Mientras subía, gritó: “¡Hay fuego en la casa de Rabí Amram!”, y los rabinos y los alumnos fueron corriendo todos juntos a su casa. Cuando vieron que no había ningún fuego, le preguntaron: “Nos avergüenzas (con tu comportamiento)”. Y Rabí Amram les respondió: “Es mejor pasar vergüenza en este mundo y no en el Mundo Venidero”.
Lo que aprendemos de las dos historias anteriores es que, aunque el yirat Shamáyim (temor al Cielo) no es siempre suficiente por sí mismo, este nos impulsa a seguir TODOS los pasos necesarios para liberarnos de cualquier caída. (Ver la Primera Parte de este Manual para aprender los pasos que se deben seguir).
Con esto en mente, analicemos algunos de los aspectos de estos pecados que nos ayudarán a reforzar nuestro temor al Cielo y así poder estar seguros de que estamos siguiendo todos los pasos para quedar libres de este pecado:
Jazal (Nidá 13a) escriben que hz”l (hotzaá zera levatalá – masturbación) es como si una persona escupiera sangre o practicara la idolatría (Avodá Zará), y todos los que lo hacen son merecedores de la pena de muerte capital a través de la Corte Celestial (jayav mitá bidé Shamáyim). El Zóhar va mucho más lejos y dice que es el peor pecado de la Torá. Otra de las terribles consecuencias de estos pecados -mencionados en los Libros Sagrados- es que este deseo sexual incontrolable nos hace insensibles a la espiritualidad. Cuanto más se peca en este aspecto, más insensibles nos volvemos. Este es un fenómeno muy común, en que las personas poco a poco van perdiendo sus ansias por lo espiritual y comienzan a sentirse cada vez más desconectadas de la Torá, del Shabat y del cumplimiento de las mitzvot. Desgraciadamente, esto hace que la posibilidad de la teshuvá esté cada vez más alejada, ya que la persona se desconecta de la Torá más y más.
También, estas conductas exigen que el hombre se esconda, mienta y lleve una doble vida, lo cual lo lleva a aislarse de su entorno y no le permite experimentar la enorme bondad que HaShem nos dispensa día a día. El hombre no puede apreciar la bondad del mundo que lo rodea, no puede apreciar el tesoro de su alma y no puede apreciar a HaShem. Comienza a perder el aprecio por su esposa, por sus hijos, y no puede tener paz interna. No puede controlar su conducta sexual y permanece encerrado en una cáscara a la que nadie tiene acceso.
También se encuentra escrito en los textos de Kabalá que toda gota de semen emitida en vano crea almas, las cuales son capturadas por las fuerzas del mal, y se convierten en fuerzas demoníacas que causan mucho sufrimiento en la vida del hombre. Estas mismas almas también sufren en la desventura sin esperanzas (a menos que el hombre vuelva en teshuvá – se arrepienta), y luego que el hombre muere, estas almas se convierten en terribles acusadores de la persona.
Pero no hagamos que todos estos relatos dramáticos nos lleven a la desesperanza. La teshuvá (el arrepentimiento) fue creada incluso antes de la creación del mundo, y HaShem sabía que caeríamos en estas áreas. HaShem tiene una paciencia infinita y Él nos entiende mucho más de lo que nosotros nos entendemos a nosotros mismos. Jazal dicen que HaShem llevó incluso a David HaMélej a que tuviera un desliz con Bat Sheva por el solo hecho de demostrarnos el increíble poder de la teshuvá.
Y también se encuentra escrito en los Libros Sagrados que, a través de un deseo sincero de teshuvá, todas las almas que se crean por nuestros pecados se elevan, y pasan de ser “ángeles acusadores” a ser “ángeles defensores”.
¡Por eso nunca hay que perder las esperanzas! Aunque el modelo de teshuvá estándar no siempre funciona bien en el tratamiento de estas conductas adictivas (ver Parte B, donde este tema es tratado con mayor profundidad), si aprendemos a tomar la perspectiva adecuada en esta batalla y seguimos los pasos que nos llevan a liberarnos de dichas conductas adictivas, estaremos haciendo exactamente lo que HaShem quiso que hiciéramos siempre. Esa es nuestra teshuvá.
Si necesitas mas información visita: http://www.guardyoureyes.com/spanish/
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